El mounstro.


Cuando el orgullo te come, deverías dar patadas dentro de su estómago o al menos intenta llegar hasta la campanilla y que te vomite, aráñale, escúpele, lo que sea, pero por favor, sal de ahí, porque luego me desespero buscándote, y a veces, casi todas en las que te come el orgullo acabamos separándonos más, hasta que porfín consigues salir después de casi un día, no me hagas esperar, porque yo también sufro ataques "orgulliles" y consigo vencerles antes de que me toquen con su aliento.

1 comentario:

  1. Increible esta entrada.
    Te sigo me gusta el blog :)
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    Muchas gracias y un saludo, sigue escribiendo así!!

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